Quién pudiera abrirte lentamente los postigos, desocultar tu ansia de ser otra.

deshacer el tiempo, olvidar la huella, despoblar la luz de su misterio

Los dedos no buscan la vértebra, ni llega nadie a ese tocar, pero ella sabe.

e incesante la búsqueda recomienza: la luz, la lluvia o sólo estar ahí, en el instante

¿Te rindes?, dice. Detrás, donde no puedes verme, sigo esperándote.

y todo podría comenzar en otra parte, en rojo, azul o negro, o en el lenguaje

Quieren dar cobijo al cielo: delicadamente torpes, danzan sus colores para nadie.

y si sólo era la sombra tras el vidrio

No se podía tocar al otro, ni decir su nombre o sus atributos: sólo jugar a ser sombra o a ser cuerpo.

Duele la nieve en tu mirada y en tu rostro la luz se acalla

Se ha hecho tarde, siempre se hace tarde para la construcción de la ruina.

 a veces la raíz crece en el agua y allí, bajo el murmullo de las olas, se alza y canta

Secuencia y ritmo aleatorios, materiales apilados a la espera de un ojo que sepa escuchar.

más allá aún de la piedra o de la sombra o su reflejo, allí donde se oculta el fuego

El ojo quiere marejada en el aire, tensión de jarcias; más allá de cuanto ve, navega.

¿y si al tirar del hilo que queda suelto en lo oscuro se cae la reja?

Dice que sí miente, dice no soy fiel: ¿y si todo fuera leyenda y artimaña?

y la danza continúa entre ellos más allá de las manos, más allá del silencio

Los falsos fantasmas se asoman a los trampantojos buscando una sombra de verdad. 

             ¿Se puede agrietar el cielo, dejar caer la sombra y esperar la noche sin encender el fuego?

La foto de un perfecto desconocido como espejo inverso: tú, desconocido imperfecto.

                           hacia ningún lugar o hacia el límite extraño del silencio: ¿avanza?

Sin escala posible, el mapa en la escalera, archipiélago de vuelta a casa.

y el pájaro es de aire o de luz o de Brancusi y todavía vuela

Y ese relato que no podrás formar porque se te cegaron las palabras.

Nada, pero buscamos aún lo blanco o su reflejo, la luz o su silencio.

Él siempre baila en el círculo de luz: sabe que puede salirse, pero nunca pisar el centro.

se diluye el color en sangre blanca: tras la puerta no hay nada

Ved cómo avanza lenta la disolución de toda esperanza: ahora que aún podéis, ved.

hiere la caricia, inútil: sólo cae y no alcanza la tierra

La libertad era eso: estar de paso y fuera de foco, sustraerse a cualquier pupila.

acaricia el hierro la piel agrietada del silencio y entre los óxidos se fuga el tiempo

Avanzar con idéntico resguardo, la ausencia de expresión y el rumbo idénticos, hacia el mismo miedo.

y en el girar todo se descentra, huye, se pierde o se aleja: el cuerpo o la tierra

Mano que no bendices, señala tú el precio de este amparo.

hacia arriba, con el cuerpo inclinado hacia el aire, tenue la vibración 

¿Y si esa tensa suspensión durara siempre? No hay un siempre: todo acaba por caer.

sobre la piedra blanca, fugaz, el encuentro: cuerpo contra cuerpo en el silencio

Siempre hay un resquicio contra todo reflejo por donde puedes entrar, luz.

el límite agudo que separa un cuerpo de otro cuerpo: horizonte que gira en otro cielo

Que nadie toque los ojos ciegos de la palmera tras la tala.

Buscan la grieta amarilla, pero la lluvia arrastra sólo noche bajo las aguas. 

No soy quien te figuras, ni sabría decirte en qué consiste estar solo.

 atraviesa la materia frágil de los cuerpos y desciende hasta el borde mismo de la sed

Pasar ante una certeza: no importa la propiedad, sino el goce.

Nada, ni la geometría fracturada del deseo, puede atrapar la luz.